El corredor ferroviario que une el Cantábrico con el Mediterráneo, cruzando Aragón desde el noroeste al sudeste, es otra de esas infraestructuras que han recorrido la Historia Contemporánea de España sin acabar nunca de encajar en los planes de sucesivas administraciones centrales. Ahora, desde Valencia, Aragón y otros territorios se reivindica la modernización de dicha línea. La relevancia económica e industrial del ámbito que cubre y su potente proyecciónb logística llenan de lógica esta exigencia que ayer se tradujo en movilizaciones sociales e institucionales. Un tren recorrió el trayecto Valencia-Zaragoza pasando por estaciones cuya entrada en servicio fue saluda con fundadas esperanzas hace decenios, pero que hoy languidecen como consecuencia de la obsolescencia y el abandono.

La lógica del eje Cantábrico-Mediterráneo rompía y rompe con la inercia radial que desde siempre se ha impuesto en España a las líneas de transporte, tanto por carretera como por ferrocarril. En algunos momentos, las más altas instituciones del Estado se inclinaron por opciones más reticulares, más enfocadas hacia corredores que no tuviesen que pasar necesariamente por Madrid. Pero es evidente que tales intenciones no pasaron de tales. Líneas como la que estamos comentando fueron dejadas de lado por los planes de renovación de material. Así, poco a poco, su utilización descendió y se puso en marcha un círculo vicioso de abandono-desuso que permitió argumentar incluso su cierre. Total...

Lo más tremendo es que ya en 2006 el Ministerio de Fomento se gastó más de un millón de euros en un estudio relativo a la modernización de la línea que luego fue olvidado. El propio Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte también preveía la potenciación del corredor, pero se ha incumplido. Proyectos mucho más recientes están teninedo prioridad en las inversiones. Y sin embargo, instituciones y entidades afectadas están reclamando con aplastantes razones la comunicación entre las dos plataformas costeras tan activas a lo largo de la España interior. Algunas de ellas, como el propio Puerto de Valencia incluso tienen previsto invertir importantes cantidades en ello.

La movilización social va a ser importante. Pero lo será más todavía la presión política. Tras la jornada de ayer es necesario mantener activa la reivindicación e impulsarla donde verdaderamente podría verse satisfecha: en los Presupuestos Generales del Estado. No es este un empeño exclusivo de Teruel, aunque allí esté muy arraigado. Es precio que otras provincias y comunidades autónomas echen también una mano hasta conseguir convertir la habitual frustración en un éxito y una victoria de Valencia, de Aragón y de todos los territorios implicados.

Que se entere el Gobierno central.