Miradlos que tranquilos que van por la vida. Son los encargados de gestionar los recursos públicos, los que tienen que hacer políticas que solucionen los problemas y que son capaces de mirarse el panorama desolador que tienen delante y, como si nada, decir que o no pueden hacer nada o hacen todo lo que pueden. Nosotros, simples y vulgares ciudadanos sin las capacidades extraordinarias de sus mentes preclaras, no lo entenderíamos si se dedicaran a explicar cómo funcionan las cosas, no llegaríamos a hacernos una idea de la sofisticación del sistema.

Un sistema que han ideado ellos mismos y que a muchos de ellos (no a todos) les ha servido para llenarse los bolsillos. Los que no han entendido nada son ellos: ya no queremos explicaciones, ya no queremos entender por qué la realidad que nos asfixia es la que es; queremos que se arremanguen y hagan algo, con carácter de urgencia porque la situación ya hace tiempo que es de emergencia. Si alguien tiene hambre y pide que le den comida, no le sirve de nada que le cuenten el porqué de su situación, las raíces profundas de su pobreza o las circunstancias que limitan tus decisiones; todo ello no hará que tenga menos apetito. Que nos muestren gráficas de paro, precariedad y macroeconomía no hace que haya menos gente marginada, solo sirve para que se sacudan los problemas de los empobrecidos por sus propias políticas y no pobres de nacimiento.

No han entendido nada, pero no pasa nada, ya lo entenderán cuando pongan las urnas. Escritora