Ya siento no contarles nada nuevo, pero hay veces que la realidad se te clava tanto en el estómago, que no puedes seguir viviendo sin vomitar. Ya se ha dicho mucho sobre la sesión de hace unos días en el Congreso en la que Rajoy anunció las medidas que iba a tomar su Gobierno para reducir el déficit público 65.000 millones de euros. Esa sesión del aplauso que duele. El escarnio de unos vítores contra la ciudadanía. Una torpe falta de pudor de unos falsarios demócratas sin ética.

Mientras, se hacía público que los consejeros de las grandes compañías del Ibex ganaron un 5% más en 2011, con una media de 7,5 millones según informa la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Telefónica renueva a Urdangarín por un millón y medio de euros, lo que supone 180 veces el salario mínimo. Si finalmente es condenado en sentencia firme, la empresa puede rescindir su contrato previo pago de una indemnización de 4,5 millones de euros. Hablando de indemnizaciones, Bankia estudia pagar a Rato 1,2 millones tras su marcha de la entidad en la que tenía un sueldo de 2,4 millones en 2011. Miguel Blesa, ex presidente de Caja Madrid, se llevó 2,8 millones de indemnización. Quería repartirse, junto a otros directivos, 25 millones más por un Plan de Bonus. Para Aurelio Izquierdo, exdirectivo de Bancaja, serían 13,9 millones de euros. Una matriz de Bankia, el Banco Financiero y de Ahorros, deberá pagar a Matías Amat, antiguo directivo de Caja Madrid, más de 6 millones. Jose Luis Pego se fue de Novacaixagalicia, tras 9 meses de ser su director general, con 18,5 millones de euros. Casi como Jose Luis Méndez, ex director general de Caixa Galicia que se retiró con 16,5 millones. Los directivos de Caixa Penedès se llevaron en total 20 millones de euros. Jose María Loza dejó la Caixa Catalunya en 2008 con 10 millones de euros entre indemnización y fondo de pensiones. Domingo Parra asegura que no ha cobrado la indemnización de 7, 1 millones que pactó con el Banco de Valencia. María Dolores Amorós, en diez meses al frente de la CAM, se fijó un sueldo de 600.000 euros y una pensión vitalicia de 370.000 euros anuales. Llegó a reclamar 10 millones por su despido improcedente cuando el Banco de España intervino a la caja. Su antecesor en el cargo, Roberto López Abad, se llevó 5,8 millones.

Vistas estas cifras, no resulta difícil pensar que puede haber otras fórmulas de aplicar hachazos. Siempre hay elección. Si un gobierno puede gobernar legítimamente sin dar respuesta a su programa electoral, puede legislar para limitar por ley la usura. Y que se dejen de la monserga del esfuerzo, sacrificio y solidaridad. No cuela.

Si desde los púlpitos no se nos oye a los que nos encontramos debajo, es porque el corte de mangas es más silencioso que el aplauso. Ustedes han decidido ser hooligans ruidosos, quizá nosotros artificieros mudos. Hasta que explotemos. Con estos hooligans que nos gobiernan, ser antisistema me parece un necesario ejercicio de civismo. Perdonen este artículo tan de tripas, cuando la cosa se pone fea, hasta a la poesía le salen frases grumosas.

Activista cultural