En seis años se han producido 279 víctimas mortales por accidentes de tráfico en las carreteras aragonesas sin desdoblar. Una cifra que debe hacer reflexionar a los distintos gobiernos. Aunque son múltiples los motivos que conducen a esta trágica sangría, las administraciones de las que dependen las infraestructuras y la ordenación del tráfico están obligadas a analizar los detonantes de los siniestros. Muchos son achacables a la falta de atención de los usuarios o al envejecimiento del parque móvil. Pero el estado de las carreteras exige inversiones que garanticen la seguridad.