Que una gran mayoría de los españoles está sufriendo un auténtico infierno es evidente. Solo los predispuestos a creer los mensajes del Gobierno, negarán su existencia. Para contrarrestar tanto sufrimiento cara a las próximas elecciones el PP ha urdido un argumentario, a modo de catecismo, basado: en que viene el lobo, el mantenimiento de la unidad de España y, sobre todo, la buena marcha de la economía. Cierto o falso les da igual. El 2012 fue el de los ajustes; el 2013, el de las reformas; el 2014, el de la recuperación; y el 2015, el del despegue. Lo repiten a rajatabla todos sus dirigentes cual si fuera una secta. Mas, los discursos sin réplica, en realidad no son discursos, sino sermones. Nos dicen que la macroeconomía va bien, fijándose en la prima de riesgo y en la creación del empleo; pero ocultan la pavorosa deuda pública de 1,023 billones de euros, el máximo en un siglo. ¡Vaya herencia! Es posible que se cree empleo. Pero, ¿de qué calidad? Básicamente: descargando camiones a 5 euros la hora, dos días a la semana; envolviendo paquetes navideños en los grandes almacenes; sirviendo cafés por 400 euros al mes con 12 horas de trabajo diarias... En definitiva trabajos precarios, que nos devuelven a mitad del XIX. Es una auténtica perversidad. Mas no escasean políticos, periodistas y economistas que los justifican, aduciendo que son preferibles al paro. Se podría paliar más, pagando 200 euros en lugar de 400, y así se duplicarían los puestos de trabajo.

Apelo al electorado acérrimo del PP. Que su tesorero --persona encargada de custodiar y distribuir los caudales de una dependencia pública o particular-- esté en la cárcel y al que le enviaban el sms "Luis, sé fuerte", se la trae floja. Que la sede central del partido se haya reparado con dinero negro de las grandes empresas por la concesión de contratas públicas, se la trae floja. Que dirigentes de la cúpula del PP hayan mentido a la ciudadanía, aduciendo que desconocían la existencia de tales pagos, se la trae floja. Que hayan destrozado el Estado de bienestar, mientras destinan grandes cantidades de dinero al rescate de bancos y a pagar programas de armamento, se la trae floja. Que el programa con el que ganaron las elecciones del 20-N lo arrojaron al cubo de la basura, se la trae floja. Esto es una muestra palpable del nivel alcanzado de degradación moral en nuestra sociedad.

Para vender este catecismo, han recurrido a la vieja guardia del partido, a políticos bregados en mil batallas y acostumbrados al juego sucio de la política en su sentido más ruin. Rafael Hernando ha sido nombrado portavoz parlamentario. Su catadura moral la comprobamos al afirmar sobre la Ley de Memoria Histórica que los familiares de las víctimas del franquismo "sólo se han acordado de su padre cuando ha habido subvenciones". Y como director de la campaña electoral, el transparente y sin profesión conocida, salvo la de político, Carlos Floriano. "Es la mejor persona del partido para serlo y ha sido aprobado por unanimidad, según la Gran Cospedal. No sé si será el mejor, pero decir ante el caso Gürtel, que "al final los jueces pondrán las cosas en su sitio y resplandecerá la verdad" y cuando eso ocurra, "muchos tendrán que pedir perdón", solo puede ser de un caradura o de un descerebrado.

Ha sido novedad Pablo Casado como portavoz de la campaña, puesto de nueva creación para reforzar la comunicación. Joven, 43 años, abogado, titulado en Gestión Pública por el IESE, "el cole" de futuros jefes del Opus Dei. Esperanza Aguirre le hizo presidente de las Nuevas Generaciones de Madrid, donde llevó como escudero a Ángel Carromero. Al ser joven es más peligroso ya que ha de hacer méritos, aunque ya tiene algunas joyas "los de izquierdas sois unos carcas", o "si eres joven y eres español, no te has enterado, pero eres del PP, aunque no lo sepas". O una tercera, anunciándose como presentador de un congreso "contra la herencia de mayo del 68, una de las más perniciosas que tiene la Europa occidental".

En esta tarea informativa es clave el control de los medios públicos. Como presidente de la Corporación de RTVE desde octubre pasado el PP puso a José Antonio Sánchez, cuya trayectoria es conocida. Siendo en 2002-2004 director general de RTVE, la credibilidad de los informativos se vio seriamente comprometida (información sobre el Prestige, cobertura de la guerra de Irak, tratamiento de los atentados del 11-M). Bajo su mandato se decidió la salida de RNE del Estudio General de Medios. Su actuación como director general de Telemadrid no avala tampoco la defensa del modelo de radiotelevisión pública independiente. Como director de los Servicios Informativos de TVE fue puesto José Antonio Álvarez Gundín, periodista con una dilatada carrera vinculada al diario La Razón, paradigma del pluralismo informativo, no en vano lo dirige el gran Marhuenda.

Recientemente en TVE pudimos contemplar una parte del Informe Semanal, titulado "2015: el final del túnel". El relato unidireccional con varias intervenciones del gran Montoro, De Guindos... Los informativos actuales de TVE recuerdan aquellos Nodos de tiempos del franquismo.

Por supuesto, en esta tarea los populares contarán con el apoyo incondicional de la Brunete mediática y del mundo de la gran empresa. Profesor de Instituto