Tras días y semanas de tira y afloja, Rajoy ha dicho que sí, que irá al Congreso a explicar lo de Bárcenas. Tal declaración tuvo lugar en una rueda de prensa conjunta con el primer ministro de Rumanía y a preguntas de un periodista de dicho país. Últimamente nuestro presi solo hablaba de su extesorero y examigo en este plan: cuando debía salir a la palestra al lado de algún señor extranjero (quien asistía entre perplejo y divertido al espectáculo). La vez anterior, tras la cumbre hispano-polaca, el monclovita se las apañó para que un medio amigo, el Abc, se saltara las reglas y le mediocubriera las espaldas en plan palanganero. Ayer, el colega rumano se adelantó a cualquier truco y colocó a Marianico contra las cuerdas. Entonces, el registrador de la propiedad se quiso poner propio y anunció que comparecerá en el Parlamento. Como si nos hiciese un favor, el tío.

El colmo del ridículo. El caso Bárcenas- Gürtel ha recorrido los diarios y emisoras de Europa y América llenando de pasmo a unas opiniones públicas que flipan con el nivelazo que se gastan nuestros próceres. La etiqueta de país corrupto y con una democracia de ínfimo nivel nos cuelga del pescuezo patrio. La marca España, esgrimida por este Gobierno actual cual gloriosa bandera, es un pingajo patético. Nos comimos con patatas la nacionalización de YPF por la presidenta argentina. Hemos tenido que pedirle disculpas explícitas («perdone usted si hubo un malentendido») a Evo Morales. Y hace poco relanzamos la cojitranca imagen del Rey mandándole a una visita oficial a Marruecos, cuyas crónicas en TVE parecían reportajes del No-do, allá cuando Mohamed V y Hassan II nos chuleaban a placer en Sidi-Ifni o el Sáhara.

¿Qué dirá Rajoy en el Congreso? No esperen ustedes demasiado. El PP pretende alejarse de quien fuera su administrador y jefe de su aparato durante lustros, sin aclarar quienes (y a cambio de qué) ponían el dineral que permitió pagar campañas, sobresueldos y gastos, amen de las multimillonarias cuentas de Suiza y otros paraísos. Pero, bueno, de momento Rajoy se ha rendido a los rumanos. ¡Hurra!