La recuperación que proclama el PP es una elaboración estadística obtenida a base de marear las cifras. Bueno, algún dato estadístico sí va puntuando en positivo, casi siempre en términos muy relativos. A partir de ahí, el Gobierno ha montado una estrategia de comunicación para convertir la España de la devaluación interna y los números rojos en la locomotora de Europa. Por supuesto, tal versión es jaleada por los organismos internacionales: ese Banco Central Europeo, tomado por los burócratas del capital financiero (empezando por Draghi); ese Fondo Monetario Internacional (cuya directora, Christine Lagarde, ha sido imputada por la justicia francesa por haber regalado 403 millones procedentes del erario a Bernard Tapie, íntimo de Sarkozy)... Así van las cosas. No nos extrañemos pues si el consejero de Sanidad del Gobierno aragonés, Ricardo Oliván, hace también sus pinitos en esta asignatura del trampantojo aritmético y anuncia que la lista de espera máxima (más de seis meses) se ha reducido en un 36%, cuando en realidad todavía multiplica ¡por siete! la que encontró al llegar. El incremento de las demoras ha batido todos los records, especialmente en la especialidad de Trauma (en junio de 2011, 147 pacientes en espera; ahora, 1.143).

Lo malo de los datos macroeconómicas no es solo que su reflejo en la realidad cotidiana sea inapreciable, sino que tampoco son coherentes en sí mismos. Si hay más empleos, desciende el número de horas trabajadas. Si crece el PIB, la balanza comercial se desequilibra (un 53% aumentó su déficit el año pasado). Si baja la prima de riesgo, la deuda pública supera el billón de euros y la privada está por encima de los dos billones. Se dice que las cosas van menos mal que hace unos años. Vale, pero es que en aquellos momentos estábamos tocando fondo; puede que ahora descendamos a menos velocidad, pero cualquier recuperación de verdad queda aún lejos.

Y en Aragón, genial. Ayer, Luisa Fernanda estaba radiante anunciando las buenas nuevas económicas. Pero esta bendita Tierra Noble ha perdido posiciones en casi todos los rankings. Por mucho que se mareen las cifras.