Lo del cheque en blanco, carta blanca o Mariano haz lo que te salga de los cataplines estaba cantado. A la postre, el comité ejecutivo del PP no pinta apenas nada frente a la voluntad del gran jefe. Es cosa sabida. Pero lo que nadie podía suponer (ni siquiera desde una visión tan escamada como la de un servidor) es que Rajoy remataría su encuentro de ayer con los notables de su partido con esa comparecencia tan llena de soberbia, tan cargada de desdén y tan absurda en sus argumentos. Cuando dijo (contra lo dicho la semana pasada) que en la sesión celebrada ni se había hablado de las condiciones regeneradoras planteadas por Ciudadanos, el personal flipó. Sin embargo, para mi particular gusto, su desahogo alcanzó un punto de extraordinaria perfección cuando aseguró que, si se le propone algo que no perjudique los intereses de España y los españoles, lo asumirá... "o no". Una vez más, ese "o no" describe a la perfección el talante de este presidente en funciones, que con el 33% de los votos y 137 diputados solo aceptará gobernar por mayoría absoluta. Vamos, que no admitirá otra cosa que el poder total o unas terceras elecciones.

¿Cómo hemos llegado a esta situación? Por los errores de las izquierdas, por los titubeos y cesiones (a la derecha) del PSOE, por las bobas salidas de tono de Podemos, por la desbandada soberanista en Cataluña, por el oportunismo de Ciudadanos... Pero sobre todo porque el PP y su líder han logrado imponer sus argumentarios, han seducido, comprado o laminado a la opinión publicada y han condicionado a placer la opinión pública. Solo así se explica la impúdica exhibición de ayer, y todos los deshueves previos.

Rajoy se ha puesto a España y a los españoles por montera. Mientras la deuda pública alcanza un nuevo récord (ya supera el billón cien mil millones), el tipo acaba de subirse a la parra como si fuese el amo de la democracia. Sin propuestas, sin compromisos, sin vergüenza, sin respeto por las instituciones. Tras cuatro años de rodillo, lleva casi ocho meses mandando a espaldas del Parlamento. De gallego a gallego: Mariano de España por la gracia de Dios.