A Santisteve le van a reprobar por el lío de las sociedades municipales. Pero seguirá siendo alcalde. Sometido, eso sí, a una implacable liquidación por derribo que a él y a sus compañeros (quiero decir compañeros-compañeros y simples compañeros de viaje) parece encantarles. Deben suponer, los de ZeC, que con matener alto su prestigio entre la peña de las dos parroquias del Casco Antiguo (Gancho y Gallo) merece la pena perder los votantes de San José, Torrero o la Margen Izquierda.

La oposición, por supuesto, no podría ponerse de acuerdo para relevar a Santisteve. Ya vendrán las elecciones. Mientras, PP, PSOE, Cs y CHA disfrutan contemplando el hundimiento de ZeC a a cámara lenta. Que dure. Además, los comunes nunca han tenido el poder de verdad y son bastante inofensivos. Dejarán las cuentas ordenadas, las deudas pagadas y una extensa fama de majaderos; la huella efectiva de su paso por la Casa Consistorial será muy leve. En Zaragoza mandaban y mandarán quienes todos sabemos. Lo de ahora es apenas un paréntesis, una oportunidad malograda (y torpedeada).

Pero hay actualidad mucho más allá de Santisteve y ZeC. Allí donde el poder existe de verdad, donde quienes gobiernan pueden causar daños irreparables y donde surgen noticias que espantan. Hablo de los testimonios a través de los cuales presuntos mangantes del PP y del PSOE (cada cual en su parcela) se desdicen o confiesan o dan detalles de cómo se ha saqueado y estafado al país entero. Me refiero asimismo a sentencias ya emitidas, como la del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que ha fallado contra el Estado español, dando por cosa hecha la práctica de malos tratos en la lucha antiterrorista. Aludo a escándalos más o menos disimulados, que van desde la impunuidad de las grandes empresas que han participado en ejercicios de corrupción política a gran escala, hasta fiascos como el del submarino S-80, cuya chapucera ¿construcción? acumula años de retraso pero suma sobrecostes que acabarán totalizando más de 2.000 millones. Eso sí que duele, ¿eh?