Ni el programa del Mundial de Fútbol de Rusia ni el viento han hecho mella este fin de semana en la cita con el mercado medieval de Zaragoza. La asistencia se ha cifrado en unas 200.000 personas a lo largo de los tres días, con especial afluencia a una de las novedades: la instalación de un graderío para ver un torneo de espadas, que se quedó pequeño. La organización sopesa ampliar las recreaciones históricas para próximas ediciones. Igual Zaragoza, como ha ocurrido en Teruel, tiene en estos espectáculos un filón por explotar para atraer a más visitantes a la ciudad.