Pillada por una crema, no por el máster! Un esperpento más en un país que se nutre de las cloacas del poder. Y un partido político, que todavía gobierna España, con una colección interminable de personajes corruptos que se traicionan entre si para saldar venganzas antiguas o nuevas. Pura mafia.

El caso de Cristina Cifuentes, y su escandalosa mentira con el máster que nunca existió, me recuerda al famoso gánster estadounidense Al Capone, el «enemigo público número uno», finalmente condenado a once años de prisión porque le pillaron unos inocentes recibos que le relacionaban con el juego ilegal y evasión de impuestos al no declarar esos ingresos. Vamos, una tontería. Lo de menos eran los más de 300 asesinatos que el hombre más buscado acumulaba en su biografía. Si la dama blanca del PP madrileño ha caído es por el sucio vídeo de un infantil hurto de dos tarros de crema en un supermercado. Una grabación guardada durante siete años, a buen recaudo en el partido, para filtrar en ocasiones especiales.

Lo que resulta moralmente inaceptable es que algo tan vergonzoso como apropiarse de algo que no es suyo: el máster de la Universidad Carlos I, no sea el desencadenante de su dimisión automática. Porque esa actitud de estar por encima de todo es el claro ejemplo de cómo funcionan los políticos corruptos: privilegios, abusos de poder, influencias, impunidad y, encima, aplausos y abrazos entre los suyos, más los idiotas que la jalean permitiendo que haya permanecido clavada al sillón de la presidencia de Madrid durante tanto tiempo de sonrojo y evidencias. Hasta la crema hidratante, que le clavó la puntilla.

Cuantos padres honrados hemos pagado un máster, dos y hasta tres a nuestros hijos con un esfuerzo económico brutal solo para que no se sintieran humillados en un desempleo largo y sin futuro, que es lo que tenían como única salida para no derrumbarse en un país torpe que ha destrozado a una generación de jóvenes decepcionados. Esta realidad no se la perdonaremos jamás a aquellos que nos gobiernan con tanta despreocupación carente de ética y estética.

Ahora dicen que buscan un «candidato limpio» para Madrid. Lo tienen difícil porque aunque lo saquen de la chistera (como en un juego de magia), en un año hasta las elecciones, lo habrán ensuciado con toda la mierda que les rodea en el ejercicio del poder. Claro que tienen todavía la jugada de Ciudadanos, sus sucesores naturales y preparados en un inteligente proceso de laboratorio político, para seguir corrompiendo con más calma y disimulo un país que no se merecen. La diputada Cifuentes seguirá vistiendo de blanco y oro como los toreros en su mejores faenas cuando se siente en un escaño, que no suelta. Y habrá días que se vestirá de rojo para mostrar su dolor por haber sido sacrificada al llevarse «por error y de manera involuntaria» unas cremas. Y haber «devuelto» un título que según declaró: «Yo, sinceramente, no quiero ese máster». Tremendo.

*Periodista