Llevo publicados en catalán cientos de artículos, unos quantos poemarios y otros escritos. He utilizado la variedad dialectal del catalán de La Codonyera y otras variedades de la Franja, y, modestamente también, el catalán literario estándar. Mis conocimientos de esta lengua no provienen de estudios universitarios sobre Filología o Lingüística, sino de mi autodidactismo ante la necesidad de expresarme en la primera lengua que escuché y hablé en mi vida: "fill meu", "mare", "pare", "te vull molt", "xiquet" y mil palabras catalanas más. Nací en Aragón y no me enseñaron mi lengua en la escuela, es más, me la prohibieron, hasta llegar al extremo de considerarla como un inconveniente de mi persona. Cuando quise escribirla busqué maestros, mejor dicho, amigos que hacían de maestros y leí libros. Perdonen el preámbulo, tenía necesidad de hacerlo.

El caso es que ahora, una Consejera o un Gobierno del PP-PAR pretenden aniquilar una timorata Ley de Lenguas, aprobada en la Legislatura anterior. Quieren quitarle el nombre de catalán a mi lengua, sustituyéndolo por un invento acientífico de raíces profundamente retrógradas y discriminatorio y que no lo avala ninguna autoridad, como si al castellano de Andalucía, la Junta andaluza pretendiese llamarlo idioma "sureño". En el borrador presentado, se estipula que han de ser los ayuntamientos los que decidan la lengua que hablan, y podrán acogerse o no a la correspondiente zona lingüística propia, como si en el próximo invierno los ayuntamientos hubieran de decidir sobre el tipo de vacunación antigripal o si la posible gripe será tipo A, B, C o jota; Isavirus o Thogavirus. Desaparecerá el Consejo Superior de Lenguas y en sustitución de la Academia del Aragonés y de la Academia del Catalán, se creará una sola, elegida entre los "eminentes lingüistas" del Gobierno y de las Cortes, como si la Real Academia Española fuese elegida por el Gobierno o la mayoría del partido de turno. No tienen problema respecto a la enseñanza de esas pretendidas múltiples lenguas, porque no se pueden escribir --recuérdense los "tan democráticos y estimulantes" hechos de La Codonyera de marzo del 2010, apoyados por el PAR i el PP--, por lo tanto no necesitan profesores, ya que la ignorancia no precisa de enseñantes. Quieren evitar cualquier influencia lingüística de fuera de las fronteras aragonesas, como si al Ebro le construyesen una gran presa antes de Gallur y recreciesen la de Mequinenza para que todas las aguas fuesen totalmente aragonesas. ¡Cuanta incultura y cuanta ideologización política de la lengua! Más que surrealista, el empeño es kafkiano. Esas gentes que están dallando derechos económicos y libertades democráticas por doquier en aras de su ideología ultraliberal y sin conciencia, con la excusa de salir de la crisis; esas gentes que arrasarán nuestro país; esas gentes del PP y del PAR me avergüenzan y me irritan.