A pesar de que el lunes no se dio excesiva importancia oficial a las denuncias del Colegio de Farmacéuticos que advertían sobre el desabastecimiento de algunos medicamentos en Aragón (también en España), ayer el Consejo de Gobierno trató el asunto y hasta el consejero de Sanidad, Ricardo Oliván, trasladó a la presidenta Luisa Fernanda Rudi, su preocupación por el tema, aunque de puertas afuera se hable de "tranquilidad". El propio consejero ratifica el riesgo potencial que se desprende de la situación con su puesta en contacto con las farmacéuticas que abastecen para que no haya "ningún problema a corto plazo". Es legítimo intentar que no se produzca una alarma social innecesaria entre los pacientes que necesitan esos medicamentos, pero son ellos quienes primero han detectado las carencias en sus farmacias, por tanto, la mejor forma que tienen las autoridades de enfrentarse a la extensión de la incertidumbre es ser transparentes con las situaciones que afectan a la ciudadanía y, sobre todo, explicar por qué se producen estos hechos, impensables en una sociedad desarrollada empresarial y políticamente.