Los cabalistas políticos y tertulianos varios andan estos días analizando la nueva situación política --¿nueva?-- a la luz de los recientes congresos del Partido Popular y Podemos, y de la campaña de primarias emprendida por el Partido Socialista.

Según unos, la victoria de Pablo Iglesias favorece,y mucho, los intereses de la derecha y del PSOE porque su marcado radicalismo supuestamente le alejará de las áreas de gobierno, reduciendo sus posibilidades reales a las de un partido en permanente oposición, con serias dificultades para aliarse con los socialistas y formar bloque o alianza gubernamental contra la derecha.

Ese pacto, al parecer, habría sido mucho más fácil con Íñigo Errejón, a quien se considera poco menos que un sociata encubierto al frente de una célula durmiente. De manera que todos, Mariano Rajoy, Susana Díaz, los fácticos, los bancos, los curas y los palcos del Real Madrid y del Español estarían encantados con la victoria de Iglesias.

Si encima, dentro de poco, se da la castaña Pedro Sánchez, que era buen chico, pero que ha perdido el oremus, o el chip de Felipe, y se ha echado el monte, a organizar fogatas con los indignados, la fiesta en el Ibex 35 va a ser digna de memoria. Y eso que el Ibex, con todos esos fondos internacionales que van comprando lo más granado de nuestras empresas públicas y familiares, BlackRock, JP Morgan, ya no es un casino de notables, sino un holograma del poder financiero, una ilusión, conexión astral en euros y dólares con Wall Stret y con la City londinense, con el Brexit y la Casa Blanca de Donald Trump.

El cabalismo apunta que, siendo cierto que Pedro Sánchez no está todavía muerto matao, es dudoso que, de ganar las primarias y recuperar la secretaría general fuese capaz de rearmar un pacto con el mismo o parecido Podemos con el que no supo formalizar una alianza de izquierdas en su momento, cuando tuvo en sus manos la investidura a la presidencia de Gobierno. Susana Díaz, en cambio, ni se plantearía pactar con Iglesias, y tampoco da por ahora la impresión de que Patxi López fuera a hacerlo. Así, para mayor gloria del PP, la izquierda seguirá dividida, y hasta puede que siga troceándose si un Errejón despechado o purgado decide montarse otro partido socialdemócrata, progresista o mediopensionista, como diría Felipe...

Pero nada es verdad, ni mentira...