La Universidad de Zaragoza se tendrá que buscar la vida y no confiar en que los presupuestos que necesite salgan de las arcas de la Diputación General de Aragón. Ese puede ser el resumen que la consejera de Educación, Dolores Serrat, dejó claro ayer en las Cortes. La institución deberá buscar nuevas vías de financiación con aportaciones de empresas privadas para cuadrar sus cuentas, es de suponer que en proyectos vinculados a la investigación procedente del campus. Por si esta "autonomía" y "flexibilidad" para alcanzar recursos propios no fuera suficiente, la consejera aconsejó que la universidad apueste por la revisión de los precios públicos de las tasas. Cuantas más dificultades de funcionamiento tenga la universidad pública más capacidad de captar alumnos tendrá la privada. Y más selectivo será el acceso a la educación superior.