Terminado el tiempo de venta de voto, comienza el tiempo para la política, su jugoso juego de pactos, el reconocimiento de victorias, de derrotas y autocrítica. Aunque el cuento para los populares se haya terminado, parece que Mariano Rajoy sigue empecinado en negar la mayor, rechazando cambios tan profundos y necesarios como los populares necesitan. La causa del batacazo no ha sido una comunicación poco clara o la escasa cercanía de él mismo y sus barones sino la soberbia del inmobilismo y la crítica ciega a la emergencia de nuevos partidos, espejo de la desazón popular. La comparencia el lunes de Rajoy fue de todo menos tranquilizadora y al presidente popular comienzan a crecerle los enanos. --Espejito espejito mágico... Soy yo Mariano Rajoy el más guapo e indicado para ser el candidato del PP a las generales?-- así lo desea el barón popular más votado, Juan Vicente Herrera. Podría responderle una voz grave y tosca de aires valencianos --con la hostia que nos hemos dado Mariano...-- Las alianzas de izquierdas pueden gobernar en quince de las veinte ciudades más pobladas, incluyendo grandes feudos como Madrid, Mallorca o Valencia. La desbandada de votos de los socialistas en grandes ciudades como Barcelona o Zaragoza ha sido notable. La exjueza Carmena quiere gobernar en solitario, con pactos puntuales, quiere imponer un nuevo orden. Lo mismo que Ada Colau en Barcelona. Algunos la bautizan como mandona o que su gobierno apunta a inestabilidad. ¿Inestabilidad para quién o quiénes? ¿Acaso no existe otra manera de hacer política y evitar que uno de cada cinco españoles sobreviva con menos de ocho mil euros al año? No son antisistema, ni la extrema izquierda sino aquellos que desean probar de hacer las cosas de otra manera, después de comprobar el desastroso camino andado. ¡Menos soberbia y más cambio! Es preciso dar el voto de confianza, es preciso tomar otros caminos y dejar atrás la política del miedo para asumir la derrota de unos y la victoria de otros sin vítores excesivos ni calificativos que ofenden para ser capaces de crecer en democracia. Periodista