François Mitterrand y Helmut Kohl se dirigieron conjuntamente al Parlamento Europeo en 1989, en un momento de gran trascendencia histórica. Acababa de caer el muro de Berlín y ambos mandatarios sabían que Europa no iba a ser la misma como, efectivamente, así ocurrió. Ahora los sucesores de aquellos mandatarios, François Hollande y Angela Merkel, se han dirigido nuevamente a la Eurocámara porque el momento es también de los que reclaman valentía, largueza de miras y una Unión fuerte y compacta. La crisis de los refugiados ha puesto a Europa ante un espejo que refleja su visión cortoplacista de los problemas, su indigencia política, la desunión y el repliegue en las fronteras nacionales de los estados miembros. Así no se resolverá la crisis y ese es el mensaje de Hollande y Merkel al Europarlamento. La UE no ha estado a la altura. No solo ha desoído el sufrimiento de la población civil. Ha preferido ignorar que cuanto ocurre en Siria, como dijo Hollande, concierne claramente a Europa porque allí se juega lo que determinará durante mucho tiempo el equilibrio de Oriente Medio.