La moción de censura contra el Gobierno de Rajoy y los pulsos entre los partidos parlamentarios que necesariamente se tienen que dar para que tenga opciones matemáticas de salir adelante van a centrar la inmediatez de la política en las próximas semanas. La sentencia del caso Gürtel, precedida por la detención de Eduardo Zaplana, ha precipitado una exposición del PP que vuelve a convulsionar la política española. Todo el arco parlamentario tiene que centrarse ahora en sus estrategias y tácticas ante unos hechos consumados que obligan a tomar partido. Reuniones de líderes, declaraciones, posicionamientos, descalificaciones, apoyos, exigencias, cesiones, líneas rojas y el bien común van a ser mensajes que sobrevuelen la actividad política que encara el verano. Los asuntos vigentes o pendientes se harán hueco en el cruce de propuestas por venir. Pero mientras la política representativa se abre paso en el escenario que le es propio, en las calles, los jubilados mantienen sus movilizaciones por las pensiones y las estadísticas siguen aportando un cuadro que, por reiterativo, parece no destacar. España está saliendo de la crisis sin resolver el problema de la temporalidad laboral, alimento de la precariedad y de tantas urgencias sociales. Según el instituto europeo de estadística ya es líder en la unión, con un 26,8% de asalariados temporales, casi el doble que la media. El informe de la empresa de recursos humanos Adecco ofrece otra pincelada: el salario medio bruto en la UE es de 2.000 euros; en España, 1.600. Pues eso.

*Periodista