El consejero de Economía del Gobierno aragonés, Fernando Gimeno, va a tener que hacer más juegos malabares que de costumbre para que le cuadren las cuentas del próximo presupuesto de la DGA. Y es que en estos días previos a la presentación se están apuntando excesivos compromisos para el Ejecutivo de Javier Lambán. Que si la paga extra de los funcionarios, que si aumentar el gasto social para que Podemos no ponga objeciones a la ley (exige 405 millones de euros), que si dice el rector López que la deuda de la Universidad de Zaragoza está casi cerrada... Claro que no hay que olvidarse del ministro Montoro, de la CHA y del Ayuntamiento de Zaragoza. Habrá que ver si el consejero es capaz de dejar a todos contentos, sin descontar nada de la sanidad y la educación y pagar a todos los proveedores. Hay mucha expectación.