En el aire se desgranan los sones de Brassens: "A las buenas gentes no les gusta que / uno siga un camino diferente a ellos". Tal es la idea que nos viene a la mente cuando analizamos la disposición de Izquierda Unida con respecto a los presupuestos municipales.

Es sencillo entender que una fuerza política no puede dar su beneplácito a un proyecto de presupuestos cuando sus propuestas de mejora para la ciudad han sido tenidas en cuenta de forma fragmentaria y escasamente asertiva. Para Izquierda Unida no son suficientes conceptos como estabilidad o gobernabilidad; por sí mismos, sin concreción, estos principios resultan fútiles, y deben de dotarse de un mayor contenido.

En primer lugar, hay que partir de una base que parece costar comprender a algunas personas. El respeto que se le debe a una fuerza política con un programa propio, elaborado de forma participativa, asentado en un compromiso con la ciudadanía, cuyas propuestas, neta y nítidamente de izquierda, van destinadas a la mejora de las condiciones de vida de unos vecinos y vecinas de esta ciudad, que hoy, se ven abocados al principio de desigualdad, por sistema. El respeto que le es debido a quien ha decidido constituirse en actor político, que plantea iniciativas propias, sean estas concordantes o no, complementarias, o en tantas veces, alternativas a las proposiciones del gobierno. La consideración que le es debida a quien lleva en su propia concepción de la política la búsqueda de la convergencia y la alianza en el seno de las izquierdas. Una consideración que se plasma en el cumplimiento de acuerdos anteriores. Nadie va a poder negar a Izquierda Unida el cumplimiento íntegro y leal de sus compromisos. El valor de una fuerza política, como el de las personas que la conforman, está en el cumplimiento de su palabra; hacemos honor a él, y toleramos muy mal los incumplimientos alevosos. Tenemos nuestro propio programa político, nuestras estrategias propias, nuestras aspiraciones, que no son otras que ver nuestras propuestas, concebidas desde el debate y la alternativa, convertidas en realidades.

No somos ni los encargados de sazonar de izquierdismo las propuestas de otros partidos, ni tenemos la encomienda de ser tan sólo una conciencia crítica. Desde estos axiomas se deben de analizar nuestras actuaciones; la diferencia fundamental entre finales de diciembre y mediados de enero ha sido, a nadie le quepa duda, la aceptación de las enmiendas de Izquierda Unida al proyecto de presupuestos. Enmiendas que llevan en sí mismas cambios importantes en las estrategias y los objetivos del Ayuntamiento de Zaragoza en los próximos meses. Cambios en acción social, definición y dotación de recursos para luchar contra la pobreza energética, avances en el mantenimiento y la creación del empleo, aportaciones importantes a la movilidad en la ciudad, dotación para dar vida a equipamientos que están en las reivindicaciones de la ciudadanía activa y organizada... Porque nos preocupa, ¡claro que nos preocupa! Cada uno de los nudos que conforman la indispensable red que vertebra la sociedad concienciada, solidaria y crítica de esta ciudad. Es por ello que mantenemos una incansable pelea con la derecha de este consistorio. Pero el respeto se demuestra andando y es poco de recibo utilizar a esta red como argumento cuando no se ha encontrado prioridad para abonar la deuda con estos movimientos sociales a lo largo de todo un ejercicio... Cuando existen recursos por encima de la aprobación de un proyecto presupuestario para asegurar su viabilidad.

Esta formación política se ha empeñado en que se planifiquen las actuaciones correspondientes a estos próximos meses, en los que todo cuanto se haga será calificado de electoral, irremisiblemente. Pero irremisiblemente también, será necesario hacerlo: la convocatoria de oposiciones, la apertura de las bolsas de trabajo, tan necesarias para garantizar la atención social, las propias convocatorias de ayudas y subvenciones, la resolución de un tema tan alterado y confundido como la orientación laboral en el ayuntamiento, tan negada desde la derecha, tan necesaria para la creación de empleo. La necesidad en la sociedad de hoy de abrir cauces para que fluya la información sobre la deuda y el gasto del municipio, facilitando así el control ciudadano.

Para nosotros, para Izquierda Unida, estas cuestiones, son muy importantes. Estamos satisfechos del nivel de cohesión demostrada en el seno de la organización entre militantes, cuadros y cargos públicos. Esto, y nuestra capacidad para coadyuvar procesos de confluencia son una parte importante de nuestra capacidad y nuestra fortaleza. Esto, y la razón en marcha.

Sigue sonando Brassens... y es evidente, que, como el suyo, nuestro camino puede buscar alternativas a aquel que conduce, obligatoriamente, a Roma.

Portavoz del grupo municipal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Zaragoza