Resulta demasiado descarada la manipulación informativa a la que nos están sometiendo los informativos de todas las cadenas de televisión. Y digo todas, porque no se libra ni una. Y hablo de informativos, de telediarios, no de programas especiales donde cada espectador elige sus contenidos en función de sus gustos personales. Como periodista y como ciudadana mantengo que los informativos deben al menos mantener la apariencia de profesionalidad, y no caer en el morbo de explotar la muerte como espectáculo.

Lo que está pasando estos días con la desaparición y asesinato del niño Gabriel de Almería, y todo el duelo que rodea al caso, me empieza a resultar obsceno. No entiendo esa exhibición pública del dolor más intenso ante las cámaras de televisión, los mensajes desgarradores de la madre repartiendo amor y paz, el recorrido de la asesina confesa buscando obsesivamente dónde hay una cámara para posicionarse y sobreactuar logrando sus minutos de gloria. Sé que el tema es goloso y engancha al público. Yo misma, en cuanto ando por la casa y oigo la eterna repetición de la noticia, me paro y me siento delante de la tele embobada para seguir con devoción un nuevo detalle del horror, de esa intimidad familiar desgarrada y transparente para todas las audiencias. Pasó lo mismo con el caso Diana Quer, con el de Marta del Castillo; el morbo, la desgracia ajena, engancha y aumenta las audiencias. No nos damos cuenta de que nos están manipulando descaradamente.

Mientras todos los informativos abren y cierran con sucesos no se habla de la corrupción que invade este país. Rajoy sigue a lo suyo como si no pasara nada en España, salvo el terrible asesinato de un niño de ocho años. No es serio que el presidente del Gobierno empiece la sesión en el Congreso de los Diputados (miércoles 14) lamentando el caso de Almería, cuando de lo que ahí se va a debatir es del tema de las pensiones. Ese no era el escenario adecuado señor presidente. No se debe utilizar el dolor privado para huir de la realidad colectiva de un país con muchos problemas que usted es incapaz de solucionar: paro, empleos miserables, precarios y temporales, pensionistas asustados y cabreados porque usted les aconseja que mejor se paguen un plan de pensiones con sus amigos los banqueros, mujeres en pie de guerra desbordando las ciudades de toda España (el país del mundo donde más gente se manifestó el 8-M), jóvenes decepcionados porque saben que serán unos jubilados de mierda. De eso es de lo que tienen que informar los telediarios y ocuparse los políticos que nos gobiernan.

No nos manipulen con informativos que se reducen a los sucesos, asesinatos y violaciones, al seguimiento de los cantantes de Operación Triunfo, al fútbol en todas sus versiones y al tiempo que hace: frío en invierno y calor en verano. Ahora que ya parece agotado el tema catalán, algo que le venía muy bien al PP para distraer sus problemas, las televisiones han descubierto el filón de la muerte como espectáculo.

*Periodista y escritora