La película Éxodo, dirigida por Otto Preminger en 1960, y protagonizada por Paul Newman (encarnando a un oficial de la resistencia judía), está basada en la novela homónima -Éxodus- del escritor estadounidense León Uris (1924-2003), a su vez inspirada libremente en el periplo del Éxodus 1947, llevando a bordo a 4.515 inmigrantes judíos, víctimas del Holocausto, cuya dramática, corta e intensa odisea, fue el germen del nacimiento de Israel. El President Warfield era un barco estadounidense de pasajeros, botado en 1928, que había participado -como navío de apoyo- en el desembarco aliado de Normandía del 6 de junio de 1944. Tras la II Guerra Mundial, el buque regresó a aguas de los Estados Unidos, hasta que a comienzos de 1947 fue adquirido, por algo más de 8.000 dólares, por el Haganah (organización militar clandestina hebrea), con la finalidad de trasladar a miles de supervivientes judíos del Holocausto hasta la tierra de sus antepasados: Eretz Yisrael (la tierra de Israel -Palestina-), entonces bajo mandato británico.

De este modo, en la mañana del 11 de julio de 1947, el President Warfield abandonaba el puerto francés de Sète, muy próximo a Montpellier, enarbolando en su pabellón la bandera de Honduras, habiendo anunciado a las autoridades portuarias que se dirigía a Estambul. El barco llevaba a bordo a 4.515 DPs (“Personas Desplazadas”, según la denominación que dio la ONU a los más de 6 millones de refugiados que hubo tras la II Guerra Mundial) judíos supervivientes del Holocuasto, incluidos hombres, mujeres y más de 1.600 jóvenes y niños, en su mayoría huérfanos. Ike Aronowicz era su capitán, y el comisionado de la Haganah, Yossi Harel, su comandante. La tripulación constaba de 35 voluntarios judíos estadounidenses.

Al cuarto día de navegación, el cuartel general de la Haganah comunicaba por radio al capitán del President Warfield que cambiara el nombre del barco por el de Exodus 1947, al tiempo que dos banderas gigantes con los colores azul y blanco del Estado de Israel, se izaron en sus mástiles. Fue entonces cuando Ike Aronowic dio a conocer por radio, a la prensa mundial, que el destino real del barco era Palestina.

El precedente de esta situación se remontaba a 1946, cuando el presidente de los Estados Unidos, Harry Truman, había solicitado a los británicos que aceptasen el asentamiento de, al menos, 100.000 judíos en Palestina, hasta entonces agrupados en precarios campos de refugiados que los aliados habían construido en Alemania tras la liberación. Asimismo, los supervivientes judíos del exterminio nazi rechazaban volver a los territorios en los que sus familias habían sido masacradas, temerosos del rechazo del que podrían ser víctimas a causa del antisemitismo residual que persistía en Europa tras la guerra.

Pero a pesar de la resolución favorable del Comité de Investigación, auspiciado por la ONU, el gobierno británico, a través de su ministro de exteriores, Ernest Bevin, se negó al traslado de los desplazados judíos a las tierras palestinas que entonces se hallaban bajo mandato inglés.

E 18 de julio de 1947, la periodista norteamericana Ruth Gruber (fallecida el 17 de noviembre de 2016 en Nueva York, a la edad de 105 años), destacada en el puerto palestino de Haifa como corresponsal de New York Post, vio cómo el Exodus 1947 llegaba a puerto “como si fuese una caja de cerillas que hubiese sido estrujada por un cascanueces”. La tarde anterior -cuando navegaba en aguas internacionales, a varias millas de distancia de la costa- el Exodus había sido objeto de un brutal abordaje por marineros de la Royal Navy, con el objeto de impedir que sus pasajeros desembarcaran en Palestina. De resultas de la batalla que siguió al asalto, dos jóvenes y un miembro de la tripulación del Exodus 1947 resultaron muertos por disparos de armas de fuego, así como varias decenas de refugiados heridos.

Tras el abordaje, los barcos de guerra británicos remolcaron al Exodus 1947 hasta el puerto de Haifa y transfirieron a los pasajeros a tres barcos para retornarlos a Europa, diciéndoles sin embargo, que iban a ser conducidos a Chipre, en donde permanecerían hasta su traslado definitivo a Palestina. Comenzó así un periplo a través del Mediterráneo, hasta que, en el puerto francés de Port de Bouc, los refugiados se negaron a desembarcar e iniciaron una huelga de hambre. Para entonces, los medios de comunicación de todo el mundo ya estaban informando activamente de la dramática situación que estaban viviendo los desplazados del Exodus, lo que obligó a las autoridades inglesas a intentar buscar una solución. Así, se les trasladó primeramente a Gibraltar, y de allí al puerto de Hamburgo, sobre el Elba, desde donde fueron repartidos por diversos campos de refugiados bajo control de Gran Bretaña.

Mas cuando parecía que la aventura del Exodus había fracasado, llegó la noticia de que la ONU debatía la posibilidad de conceder a Israel la categoría de Estado. La Hatikvah, la canción hebrea de la esperanza, comenzó a corearse por todos los campos de refugiados judíos como el nuevo himno de la nación futura. Y pocos meses después, el 14 de mayo de 1948, David Ben-Gurión proclamaba desde Tel Aviv el nacimiento del Estado de Israel. El Exodus 1947 había llegado a su destino.

*Historiador y periodista