El Estado de Derecho hace aguas cuando el arbitraje judicial es desobedecido por una de las partes en litigio. Es lo que ha sucedido en el asunto de los bienes de Sijena. El menoscabo producido por la Generalitat al no respetar decisiones judiciales e incumpliarlas trasciende a los perjudicados directos. El desacato es la forma más grave de erosionar un pilar básico de nuestro sistema, que no es otro que la tutela judicial efectiva. ¡Cuánto mal está haciendo el Gobierno catalán con su empecinamiento! No es de fiar.