El número de desempleados ha retornado a la crítica cifra de seis millones y la tasa de paro ha caído con fuerza. La sociedad española lleva seis años padeciendo la depresión y el elevado desempleo y hay muchos deseos de que se acabe esta maldita crisis, perder el miedo y volver a la normalidad.

Con los datos de la EPA es imprudente darle el alta al enfermo. Tras duros trimestres de intensa destrucción de empleo, hay que valorar positivamente que se hayan creado 150.000 empleos el pasado trimestre. Es la misma cifra del segundo trimestre del 2011, pero el demonio está en los detalles.

El sector industrial y la construcción continuaron destruyendo empleo y todos los nuevos puestos de trabajo se crearon en los servicios. Dos de cada tres empleos creados fueron con contratos a tiempo parcial y uno de cada dos se creó en Baleares. Por lo tanto, exceptuando Baleares, las demás economías siguen en depresión.

Aun así, se confirma que el huracán va perdiendo intensidad. ¿Qué ha sucedido para que baje la capacidad destructiva de la depresión? Principalmente se ha parado el austericidio. En el segundo trimestre del 2012 se destruyeron 67.000 empleos públicos con su impacto multiplicado sobre el empleo privado. El pasado trimestre se mantuvo casi estable.

LAS PREGUNTAS que surgen son ¿cuántos empleos se habrían salvado si se hubiera suavizado la senda de ajuste en el verano del 2011 como pedimos algunos? Y ¿quién asume la responsabilidad de los millones de empleos perdidos por los errores de política económica?

La otra razón ha sido el fuerte crecimiento del turismo internacional. Desde el pasado verano la llegada de extranjeros estuvo cayendo con respecto al año anterior, pero las revueltas sociales en Turquía primero y en Egipto después han desviado unos 700.000 turistas a nuestras costas.

Y, por último, las exportaciones de bienes han repuntado el pasado trimestre, principalmente por el fuerte crecimiento del Reino Unido. Las encuestas industriales europeas anticipan que la mejora puede continuar durante el verano. Pero como advirtió ayer el FMI, "la recuperación europea sigue siendo huidiza". A pesar del repunte, el crecimiento de nuestras exportaciones aún es el más bajo desde el 2009 y el aumento del segundo trimestre ha compensado la intensa caída del trimestre anterior. Por lo tanto, nuestras exportaciones están estancadas desde finales del 2012.

Por otra parte, la restricción del crédito es brutal y mantiene el consumo privado y la inversión doméstica en depresión. Según el Banco de España, en el segundo trimestre la caída de la demanda interna fue de la misma intensidad que en el primer trimestre. Solo en mayo el crédito a empresas y familias cayó en 17.000 millones, el equivalente al 1,5% de PIB. Destaca el desplome del 30% anual del crédito hipotecario.

Conviene no olvidar que padecemos una crisis de deuda que poco tiene que ver con la anterior recesión de 1992 y que la crisis del euro y nuestra incapacidad para devaluar complican su solución. El problema es la deuda externa, y en el 2013 ha aumentado. La mayor parte es bancaria y el principal activo de los bancos son viviendas que cada día valen menos.

Los economistas sabemos que un sistema bancario infracapitalizado es la principal causa que explica la restricción de crédito. Por eso urge avanzar en el saneamiento bancario como nos ha recomendado el FMI en su último informe sobre España. La clave es atacar la deuda de las familias con quitas para conseguir que se queden en sus casas. La dación en pago o el embargo drenan recursos de los bancos y son otra causa que explica la restricción de crédito.

La crisis bancaria y la depresión han contaminado la deuda pública y también ha entrado en una senda de insostenibilidad. El total ya supera el 90% del PIB, el déficit sigue próximo al 7% y el ajuste fiscal se ha retrasado pero está aún por ejecutar.

Si a esto sumamos que las proyecciones de deuda pública para el 2014 de varios países europeos superan niveles del 130% del PIB y que el proyecto de unión bancaria en la eurozona se ha quedado en crear un supervisor único que en caso de incendió necesitará la financiación y el dinero de los estados para apagarlo, conviene a ser prudente. La tragedia griega está sin resolver, Portugal cada día más inestable e Italia también. Para salir de este círculo vicioso necesitaríamos crecimientos del PIB nominal, que incluye la inflación, del 5%. Y ese escenario en España y en Europa ni está ni se le espera.

Por lo tanto, la EPA confirma que el enfermo mejora dentro de la gravedad. Pero aún sigue empeorando y no se le puede dar el alta, ya que es vulnerable a recaídas. Y el Barcenasgate aumenta la complejidad y la incertidumbre.

Profesor de Economía de Icade Busines School.