No al "uh, uh, uh" en los campos de fútbol y a los pocos que lo practican quizás de manera inconsciente, quizás con más deseo de molestar que de mantener un comportamiento denigrante con el ofendido, que lo es en su más íntima condición.

Y "no" también a los que se rasgan las vestiduras ante minoritarios retazos xenófobos desarrollados en casa ajena cuando, no hace tanto tiempo, minimizaron hechos similares en la propia. A Figo y Roberto Carlos no los llamaron bonitos, ni mucho menos, en sus últimas y más recientes visitas al Nou Camp. ¡Qué flaca es la memoria de algunos! "No" también a los oportunistas e interesados. Y "no" a los que insultan y a los que escupen. Y "no" a los que provocan.

Los amagos racistas son un mal indicador social, una luz que parpadea, un aviso a tener en cuenta. Aragón no es racista, España no es racista; pero ciertos desórdenes hay que atajarlos con diligencia, lo antes posible.

Problemas globales, soluciones globales. Y rápidas. En todos los lugares. Y sin cabezas de turco, aunque mucho me temo que La Romareda va a serlo.

Doctor en Medicina y Cirugía y radiólogo