Bueno, los socialistas ya han logrado eso que desde tantos ámbitos le pedían. Rajoy será presidente en breves días y, ojalá que escampe, solo cabe esperar que sea, en lo posible, para bien de todos los españoles.

Un PSOE roto y con el futuro más que problemático, va a tener que dar todo lo mejor de sí mismo de cara a ser una oposición realmente útil para los ciudadanos, más que hartos de tantos recortes, de tanto paro, de tanto peligro para las pensiones, de tanta LOMCE, de tanta corrupción…

Ineludiblemente, tendrán que demostrar que sirven para solventar los desmanes auspiciados por unas políticas neoliberales con las que tan a gusto se sienten algunos de sus más cualificados dirigentes. Y además, deberán afrontar el reto de Podemos, prestos a convertirse en el principal partido de la oposición aunque, por lo que se está atisbando, tal vez estén corriendo el peligro de morir de éxito. En lugar de derribar gobiernos socialistas, para dar paso a las derechas regionales, deberían empeñarse en dar un paso adelante, es decir, integrarse en los gobiernos existentes gracias a su apoyo.

Ahí tenemos Aragón, por ejemplo. Lejos de acosar y derribar a Lambán, deben forzarle a una crisis de gobierno que les permita pasar a ocupar tres o cuatro consejerías. A la par que se haría una política más hacia la izquierda, el empeño pondría de manifiesto la voluntad real de cambio por parte de los socialistas, máxime cuando aquel decálogo suscrito con los podemitas parece papel mojado. H

*Profesor de universidad