Hace unos meses pronostiqué que los partidos del Sistema (PP, PSOE y Ciudadanos) se pondrían de acuerdo en el último instante para formar gobierno. No acerté... de momento. Tras varios meses de negociaciones no ha sido posible investir al presidente del Gobierno y los españoles están convocados a las urnas. Ante esta perspectiva, me ha llamado la atención la falta de conocimiento y de rigor de algunos políticos, que se han referido a esta convocatoria como "segunda vuelta" (el portavoz del PP en el Congreso, señor Hernando) o como "repetición de elecciones" (la autoexcluida del PSOE --y ya ven tres veces-- señora Chacón). No es así. En el modelo electoral español, que es tramposo y fraudulento pues no todos los votos valen lo mismo, no contempla ni segunda vuelta ni repetición de elecciones. Una segunda vuelta se produce cuando hay que elegir entre los dos candidatos más votados, en caso de que ninguno haya obtenido mayoría absoluta en la primera; en tanto una repetición de elecciones consistiría en volver a votar a los mismos candidatos, que no va a ser el caso, pues habrá nuevas listas y probablemente coaliciones. Que algunos políticos no lo sepan es preocupante.

Lo primero que tendrían que hacer algunos aprenderse la Constitución y no decir vaguedades ni cometer inexactitudes. Porque las que van a celebrarse el 26 de junio son unas nuevas elecciones, anticipadas eso sí, que darán origen a una nueva legislatura. La Constitución lo deja muy claro en el artículo 99, apartado 5: "Si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera sesión de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el refrendo del Presidente del Congreso". Y eso es lo que ha ocurrido por primera vez en nuestra democracia. Así, los votantes van a decidir una nueva composición del Congreso y del Senado, y serán los diputados los que a su vez elijan al presidente del Gobierno.

En diciembre de 2015 se produjo una situación inédita en la historia democrática, como fue la ruptura del bipartidismo imperfecto dominante en España desde las elecciones de 1977. Ahora son cuatro las formaciones que se disputan el premio gordo, pero da la impresión de que hará falta la alianza de al menos tres de ellas para formar gobierno. Entre tanto, prepárense para recibir un bombardeo de encuestas interesadas y convenientemente cocinadas.

Escritor e historiador