APrimera División se puede subir por muchos caminos, incluso a salto de mata y con cambios, recambios y cambios de los recambios. La Segunda es una categoría que concede decenas de oportunidades por la extraordinaria simetría en el nivel de las plantillas. Sin embargo, la travesía más segura, la que en un mayor número de ocasiones termina en éxito, suele ser otra: creando una idea, alimentándola, creyendo en ella y defendiéndola a capa y espada. Con un proyecto sólido, duradero y estable entre manos.

En este tiempo, los nuevos rectores del club han conseguido articular un plan financiero que ha permitido a la Sociedad Anónima Deportiva (SAD) salir de su estado de asfixia, respirar y tener músculo suficiente para sobrevivir en Segunda, una conquista importante y a la que en ocasiones no se le concede el valor adecuado.

Sin embargo, en el terreno deportivo la SAD ha encontrado su talón de aquiles. Va ya por el quinto entrenador en dos años y medio, por un número exagerado de fichajes que han ido y venido (y han impedido construir una base sobre la que levantar una idea), y por el tercer director deportivo.

En eso está ahora mismo el Real Zaragoza, tratando de encontrar el hombre oportuno sobre el que estructurar su modelo deportivo. Del acierto de la decisión dependerá la futura estabilidad, hasta ahora inexistente y movediza, del proyecto a ras de césped.