La adhesión de la Federación de asociaciones de padres de la escuela pública a una iniciativa de Europa Laica en la que se pide que la religión salga de la escuela ha desatado una respuesta desenfrenada del sindicato de profesores ANPE. Es una vieja polémica no por ello resuelta. El Estado es aconfesional, así que las enseñanzas de las distintas religiones deberían resolverse en los centros de culto de las mismas o en el interior de la vida familiar, al margen de la escuela pública y desde luego no debería mediar en los expedientes académicos ni servir para valorar becas. Haga lo que haga Europa.