Olifante es actualmente una asociación cultural sin ánimo de lucro residente en Tarazona, cuyo prestigio, de la mano de Trinidad Ruiz Marcellán y Marcelo Reyes, le ha deparado un importante hueco en el mundillo editorial especializado en la poesía. Hace algo más de un año, Marcelo se fue, víctima de un accidente deportivo en Benasque, pero su huella perdura con singular vigor en quienes tuvieron la ventura de conocerlo y, sobre todo, en Trinidad, con quien compartiera amor y vocación a la vera del Moncayo. Esa ausencia que el cierzo no disipa, ha sido plasmada por Trinidad en un hermoso poemario, Traducción del silencio, que habla del vacío y de la vida, de lo efímero de la existencia y del valor de compartirla con quienes amamos. Dice Trinidad que llevamos la muerte colgada de la espalda, que es nuestro destino inexorable; afirma, además, que por ser tan humana no debemos esconderla, como si nos avergonzásemos de ella, tal y como de niños y aun de mayores deseamos ocultar una mala acción. Que hemos de hablar de la muerte sin rubor ni tapujos, porque no es posible entender la vida sin la muerte, ni la muerte sin la vida, aunque acostumbre a llegar sin aviso ni consuelo; simplemente, llega. Las cenizas de Marcelo descansan en paz bajo una encina que él plantó en Litago, junto a la casa que compartía con Trinidad. Esos muros y esos árboles escuchan todavía el eco de voces amigas, de rock y tango, junto a cálidas resonancias de los versos de Mohsen Emadi, Luis Alberto de Cuenca, Angel Guinda, Antón Castro, José María Serrano... toda una pléyade de poetas cuya obra ha visto la luz a través de las entrañables y muy cuidadas páginas de la editorial Olifante, una apuesta siempre azarosa que nos viene acompañando desde hace ya casi cuatro décadas. H *Escritora