Es tan nefasta la gestión del consejero de Sanidad del Gobierno de Aragón, Ricardo Oliván, que suena a guasa que alardee de la reducción de las listas de espera quirúrgicas en dos meses, con un plan que se está demostrando que llegó muy tarde y, además, caduca antes de que se solucione el problema. Porque a una reducción de 400 personas al mes, necesitará más de 9 meses para poder atender a los cerca de 4.000 pacientes (sin contar los que se vayan sumando) que esperan, y resulta que su magnífico plan acaba en diciembre. Si tan bueno es, ¿por qué no se puso en marcha hasta el pasado mes de junio? Y además, si durante más de un año el consejero ha ocultado deliberadamente las cifras de las listas de espera, ¿por qué creer que ahora estos números son los correctos? El consejero Oliván ha perdido toda la fiabilidad.