Hay que darle una oportunidad al electo presidente estadounidense, Donald Trump. Lo dice el ministro de Asuntos Exteriores español, Alfonso Dastis. Es su ventanilla y su obligación es atenderla, como poco, con diplomacia. Así que es comprensible la reflexión que, por otra parte, debería ser extensible a cualquier persona que asume un cargo o similar. Otra cosa es que el resto de los mortales no vinculados a la pirámide diplomática hayan optado por no esperar a juzgarle después de que actúe, porque tuvo muchas oportunidades cuando hacía campaña para lograr el sillón que ocupará en pocos días para no ganarse los recelos que provoca. Y no dejó dudas. Con ello logró el apoyo de los electores y cubrió el expediente democrático, nunca sabremos si con la ayuda de Putin y en tal caso por qué.

Si mantiene su discurso será fiel a sus votantes pero al resto nos tendrá con el alma en vilo. Si lo cambia, entraría en escena la oportunidad que sugiere Dastis, pero entonces quedará al descubierto que jugó con trampas para alcanzar la presidencia. Un dilema que el resto del mundo descubrirá a no tardar. Los mexicanos ya lo van notando, con la presión sobre las automovilísticas. Y del muro no se baja, ni de quién lo pagará.

Habrá que estar atentos a partir del día 20, con todos los botones a su disposición. Total, por aquí y mientras tanto, el run-run de los presupuestos más cercanos no parece que vaya a aportar la emoción suficiente para desbancar el interés por las decisiones de la Torre Trump…, digo de la Casa Blanca.

*Periodista