La política de ahora (ni nueva ni vieja) es una caja de sorpresas y raya el esperpento. La presidencia de las Cortes, ese cargo desde el que se puede mandar mucho y que Podemos ha descubierto ahora (no habían reparado en expresidentes bisagras) lleva camino de ser el ejemplo aragonés de política asombrosa. Un socialista discreto que es también alcalde, una pugna interna al líder del partido, un anuncio de renuncia en diferido y un amago de no dejarlo para que el partido no pierda el sillón. Genial. Para llorar.