Definición de pacto por la Real Academia Española de la Lengua: "Concierto o tratado entre dos o más partes que se comprometen a cumplir lo estipulado". Pues bien, identificado el significado literal de lo que deseamos analizar, veamos cual es el grado del compromiso y los modelos de pacto que se dan por parte de nuestras organizaciones políticas de cara a la configuración de un gobierno en España tras las pasadas elecciones generales del 26 de junio.

El que se establece entre ellas, tiene una condición volátil y camaleónica, su fecha de expiración no viene en el envoltorio y por lo tanto puede suceder en cualquier momento y sin previo aviso, es posible que ese pacto esté basado en condiciones que no se especifican en el mismo y por ello sean esperanzas que uno u otro de los firmantes desean obtener de forma colateral y muy posible a través de un tercero que no forma parte del mismo. En definitiva, estos modelos de pactos que recogen compromisos de entendimiento entre los firmantes, es una combinación entre escenificación y partida de póker.

EXISTEN UNOS pactos de carácter formal y público que son los que nacen del ofrecimiento de uno en la sede de los parlamentos, lugar de residencia de la voluntad popular. Estos pactos se ofrecen con la premisa de que nunca van a ser aceptados por nadie y por ello se hace para que sirva como voluntad de algo que no existe.

Este pacto tienen una consecuencia perversa y es que, con independencia del juego que se establezca entre el proponente y el resto, lo que sucede es que los ciudadanos, los que sean, se ilusionan en un desarrollo de voluntad política que no se va a dar y como fin se produce una depresión que alimenta la desconfianza en la acción política.

Hay pactos que sí se cumplen y por tanto aportan el valor del fin para que se hayan establecido. El problema es que estos tienen, por lo general, un sentido de exclusión de una parte y de todo vale por otra, estos son más complejos. Me van a permitir ponerles un ejemplo, lo que ha sucedido y se va a repetir en la Asamblea de Cataluña para poder gobernar la coalición Junts pel Si, ya variopinta de por sí, formada por partidos de derechas e izquierdas. Eso sí es pactar, olvídense de las ideologías, pero bueno, lo mejor de todos es el que se establece entre ellos y la CUP, partido antisistema y anticapitalista, porque lo mejor de todo es que se establece para dejar al margen a la otra mitad de Cataluña.

QUIZÁS DEBERÍAN dividir el territorio y colocar a los catalanes en uno u otro lugar, según quieran independencia o no. Si siguen este consejo, les pediría que por favor dejen Tarragona en la no independencia, más que nada porque son muchos los aragoneses que van a Salou y alrededores. Lo que sí sería un verdadero ejercicio ¡vamos! para estudiarlo en los libros, es verlos hacer una constitución con un partido que no está de acuerdo ni con los días de fiesta, por eso se llaman y son antisistema.

En definitiva, que el mundo de los pactos tiene un uso, más como instrumento de estrategia de política derivada que otra cosa y es que los ciudadanos que somos el eje sobre el que debe girar cualquier modelo de acuerdo, deben tener muy presente que tenemos una característica que no podemos olvidar ni marginar. Todos tenemos ideologías, no tenemos pensamiento único y por tanto es fundamental que para concertar algo entre partes, sea necesario, al menos, una cierta homogeneidad o sensibilidad y así dar el sentido limpio y eficaz a lo comprometido.

Presidente de Aragonex