Ayer, cuando tuvo que explicar el notable incremento del paro en Aragón (como en el resto de España), nuestro consejero de Economía se salió por la tangente, porque, ¡ay amigos!, quienes gobiernan en tiempos difíciles están a la intemperie y no les es fácil eludir la pedregada. ¿Qué pasará tras el 20-N, cuando el desempleo se siga destruyendo (que se destruirá) y cuando los ajustes presupuestarios desmonten sin remedio el Estado del Bienestar?

Den por hecho que la fórmula del PP (rebaja del impuesto de sociedades, mayores incentivos a las empresas y drástica reforma laboral) no reactivará la economía en un contexto de recesión global ni creará empleo, pero sí reducirá aún más los ingresos de las administraciones públicas y empobrecerá a los trabajadores. Los recortes desbordarán (como ya está pasando en Cataluña) las líneas rojas y morderán las partidas adscritas a los servicios básicos. Lo anuncia Cospedal, lo anuncia Aguirre, lo anuncian todos: tendremos las prestaciones (desempleo, pensiones, sanidad, educación) que podamos pagar. Échense a temblar.

Meses después del 20-N, Rajoy habrá descubierto que una crisis general y sistémica se pasa mejor en la oposición que en el gobierno. En ese momento, Zapatero ya no estará ahí para contener la marea y ser el capacico de las hostias. Y así, la polarización se extremará porque también se extremarán las desigualdades. Todo va muy deprisa y las reacciones airadas de quienes pierdan poder adquisitivo y servicios serán habituales. Se generalizarán las protestas. Los indignados expresarán su indignación. Entonces, las gentes de orden pedirán mano dura. No hay democracia de calidad sin un cierto equilibrio social. Porque cuando los ricos son más ricos, las clases medias se empobrecen y lo pobres se hunden en la miseria, la gente se cabrea. También en España habrá protestas, manifestaciones, huelgas. Aumentará la inseguridad y los poderes conservadores responderán intensificando el control, endureciendo las leyes e incrementando la represión.

Tras la victoria del neconservadurismo llegará inevitablemente el neoautoritarismo. Está escrito.