Ya desde los tiempos arcaicos, la Biblia desaconsejaba uncir en un mismo yugo al caballo y al buey, no fuera que la marcha del carro se convirtiera en una refriega entre los animales de tiro, en un festival de bocados y coces y en un riesgo para el cultivador de la tierra (o de los territorios electorales).

Un poco, lo que está pasando en la política española, que tanto la yunta de la derecha como la de la izquierda están a punto de cambiar de posta.

Antes de fin de año, con las elecciones generales, uno de los bueyes de Mariano Rajoy podría combinarse con el caballo de Albert Rivera (Ya Fraga dijo: "Con estos bueyes tenemos que arar"). Y lo mismo podrían pasar a convivir, a arar juntas, las cuadras de Pedro Sánchez y de Pablo Iglesias (Ya Fraga dijo: "La política hace extraños compañeros de cama").

En Aragón, tierra de pactos, estas nuevas yuntas, con sus tareas y peligros, van a ponerse a trabajar, a arar los campos electorales nada más volver del verano. La yunta PSOE--Podemos ha comenzado ya, en realidad, a señalar su territorio, el círculo político y administrativo de su nueva ciudad y autonomía, de su nueva Roma.

Luisa Fernanda Rudi se lo ha puesto muy fácil al negarse a seguir su surco, al retirar a sus vendimiadores y braceros, al abandonar sus graneros a los cuervos, sus ganados a los lobos, los peces de sus ríos a los hambrientos osos de los bosques. Merced a su amable dejación de poder, la nueva izquierda, los mansos bueyes socialistas, los broncos potros de Podemos se han uncido el yugo y arrastran desde hace duras jornadas el pesado arado de la gobernanza. Para sembrar, esperemos, no en barbecho, sino en tierra fértil, cosechas que requerirán presupuestos e inversiones, injertos y riegos, y sus ganados las manos templadas del pastor.

Javier Lambán, pastor y profeta socialista, sale a los caminos de Aragón con el cayado, la palabra y esas yuntas de caballos y bueyes arando las viejas ideas en aras de la conversión de los escépticos. Desde la iluminación de una nueva tierra prometida, su apóstol, Pablo Echenique, le señalará el camino de los astros, vivaquear dónde luzcan las estrellas, cómo conjurar el influjo maléfico de la luna. Veremos si juntos, caballos y bueyes son capaces de atravesar mares y ríos, montañas y praderas. ¿Adónde irán, donde Pedro, Simón Pedro, o donde Simón del Desierto?