No soy crítica de cine, pero esta película tenía que verla desde que mi colega y amiga Mª Elena González Iglesias, enfermera historiadora de las Siervas de María, nos animó a verla en el congreso de Historia de la Enfermería de Granada. Tras muchos correos, logramos que el cine club del Colegio Mayor Universitario Cerbuna de la Universidad de Zaragoza, aceptara proyectarla el viernes 3 de febrero. Vimos la película Luz de Soledad con la presencia de la protagonista Laura Contreras y el distribuidor Joaquín Fuentes. Tubo muchos y cálidos aplausos. La película analiza los cinco primeros años de la vida de la Orden y del papel de Soledad en la misma.

Hubo Cineforum con el público: Siervas de María, estudiantes del máster universitario de Ciencias de la Enfermería, enfermas profesionales y público en general que felicitaron el excelente trabajo de Laura en su papel de Soledad (1826-1897) una de las primeras siete siervas de las Siervas en 1851 en Madrid. Esta orden logró el título de enfermera en 1915. El debate giró en torno a los cuidados enfermeros valorando tanto los «cuidados invisibles», tan bien reflejados en la película, como los High touch y los High tech. El hecho de que entre el público hubiera, tanto personas creyentes como agnósticas, contribuyo a enriquecer el debate. Duró casi una hora y dejó con ganas de más, dado que la película ofrece muchas ideas, emociones y preguntas. La protagonista Laura, zaragozana, actores secundarios, escenarios y música son de muy buena calidad, cuando no excelente. Al igual que la dirección de Pablo Moreno. Sin embargo... La pregunta principal que se hizo en el debate y a posteriori fue ¿Por qué apenas o nada se ha proyectado en círculos comerciales?

Lo mejor de la película bajo mi punto de vista: Los actores, tanto la protagonista como lo secundarios, hicieron un trabajo magnífico. El guión-dirección tuvo luces y sombras. Entre las luces: A) está muy bien perfilada la familia de Manuela Torres Acosta (Soledad en su vida religiosa). Por ejemplo su padre de oficio lechero y su madre quisieron que fuera a la escuela. Cosa muy poco frecuente para una niña y mas de clase trabajadora del barrio de Chamberí en el primer tercio del siglo XIX. B) Que supiera leer fue clave para el autoaprendizaje de Soledad que aprendió de los libros que le pasaban los médicos sobre las formas de hacer curas, alimentación y otros cuidados. Este valor está tan presente en la película como su vocación religiosa, ella ve la imagen de Jesucristo en cada enfermo que atiende. C) Están muy bien reflejados los valores que transmiten las siervas en sus cuidados de noche a los enfermos en sus casas; actividad que siguen realizando al día de hoy; unos espectadores lo interpretaran, como religiosos y otros como valores humanos. Las enfermeras como de ética del cuidado, recordando a Boff y en nuestro grupo «Aurora Mas» le llamamos «cuidados invisibles» y recogen muchas competencias de la relación del cuidado que afecta al bienestar, seguridad y autonomía de las personas. Compañía, paciencia, misericordia, afecto, escucha, amor, información… que evitan el temor, miedo, pánico… y que producen cambios positivos/negativos en el sistema neuro-inmuno fisiológico de cada persona. D) Se refleja muy bien la sociedad patriarcal de la época por ejemplo en la oposición del padre a la decisión de su hija de ser monja; y la ayuda de su madre «a tu padre déjamelo a mi». Manuela se meterá monja y sus padres siempre le ayudarán.

La sombras de la película tienen graduación. Se refleja bien el poder de la Iglesia y el papel del sacerdote Miguel Martínez que promueve la creación de la orden y su dirección. La expansión de la orden por toda España y América. Inicialmente se contó con hijas de las clases altas para poder obtener fondos para su mantenimiento; Manuela fue la excepción por razones de número mínimo. Falta mas desarrollo del contexto histórico y sobran las escenas milagrosas del final.

La película se hace gracias a dos productoras, Contracorriente Producciones y Goya. Ambas productoras de otras películas como Poveda dirigidas a un público determinado. En mi opinión, y recogiendo la de otros espectadores, la película no acaba de gustar por ese empeño de transformar lo humanamente valioso en religioso. Quizás restos de la cultura nacional-católica española, que algunos siguen pretendiendo mantener y a muchos ciudadanos les echa para atrás. Creo que con alguna de estas modificaciones la película habría tenido mucho más éxito. Recomiendo la visión de esta película con espíritu crítico y la perspectiva de género y la teoría del cuidado que aportamos las enfermeras del siglo XXI. Sin duda es un buen documento de un documento biográfico de una mujer cuidadora y religiosa del siglo XIX, Soledad. Laura Contreras ha recibido dos premios. H*Profesora titular de la Universidad de Zaragoza