El concierto que los Rolling tienen previsto ofrecer en Zaragoza el próximo agosto está en peligro por la amenaza del agente del grupo de trasladarlo a otra ciudad española que paga más. Un mes después de que el Ayuntamiento aprobara el contrato en el que quedaron estipuladas las exigencias económicas, los representantes del grupo británico se descuelgan con otra opción mercantil que el equipo de la concejala Rosa Borraz ha rechazado de entrada. Hacen bien los responsables municipales en no aceptar la presión de estos agentes artísticos reconvertidos en extorsionadores. No se pueden consentir mercadeos con dinero público.