He dejado pasar unos días mientras no cesaba de darle vueltas al tema. Me refiero a las actuaciones judiciales relativas a los actos de protesta política o social en términos que podríamos considerar rupturistas, radicales o mal avenidos con las normas de uso común. Escucho a personas razonables y bien informadas advertir que se está produciendo un notorio retroceso en los derechos, y por tanto en la calidad de nuestra democracia. Otras, no menos cualificadas, inciden en que la protesta, aunque asumible y necesaria en una sociedad que avanza a través del debate, debe ajustarse a ciertos límites que, por ejemplo, descarten el uso de la violencia física o... ¿verbal? A priori, ambos enfoques tienen sentido. Pero luego, al visualizar uno tras otro los casos concretos, es cuando surgen los interrogantes.

Pongamos por caso al concejal de Podemos en Jódar (Jaén) y miembro del SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores), Andrés Bódalo. Cabría considerarle más un broncas que un activista. Pero, aun así, ¿resulta lógico meterle durante no menos de dos años en la cárcel? ¿Y los doce años de condena a los anarquistas de origen chileno que detonaron una bomba en el Pilar? ¿No es cierto que su juicio propició alguna duda respecto de las pruebas que les incriminaban? Por la misma regla de tres, ¿será objeto de proceso, y quién sabe si castigado en la proporción correspondiente, el directivo de AUZSA que agredió a un trabajador de esta empresa? ¿Y cómo concebir que, cuando un ministro de Defensa del Gobierno español (José Bono) fue atacado en plena calle por quienes parecían militantes del PP, estos no sólo salieron de rositas sino que sentaron en el banquillo... a los policías que les tomaron declaración?

¿Qué puede pasarles a los Ocho de Yesa, cuando dentro de unos días se celebre la vista oral de su absurdo caso? ¿Por qué se mandó a la cárcel ¡por apología del terrorismo! a unos titiriteros cuya obra apenas podía considerarse provocadora? ¿Qué sentido tienen las denuncias dirigidas contra personas a quienes se acusa de comportamiento blasfemo? ¿Blasfemo?

No sé yo... No sé.