Con el no ascenso, el Real Zaragoza se ha quedado en una situación financiera límite. Necesita dinero. La campaña de abonados es una de las vías principales para conseguirlo. Todo lo que entre en caja de más será agua de mayo y podría ir directamente para reforzar la primera plantilla. Del nivel cualitativo del equipo es de donde saldrán las opciones, mayores o menores, de subir a Primera. El ascenso sería oxígeno puro. Otro año en Segunda, un paso más hacia la inviabilidad.

Es entendible, por tanto, que la SAD haya aumentado el precio de los abonos entre el 4 y el 6%, más después de la rebaja, que alcanzaba el 15%, del año pasado. Lo que cuesta comprender es la desaparición del pequeabono (5 euros para niños de 0 a 6 años) y el nuevo precio para esa franja tan sensible: desde 79. Justo ahora, después de aquella ola de zaragocismo que caló muy hondo entre los más pequeños, que palpitaron como nunca con el equipo de su ciudad. Una rectificación a tiempo sería una victoria.