El presidente del Senado dio por buena la charlotada que protagonizó el nuevo senador de ERC, el indio Masih Nahar que sustituye al juez Vidal, aquel que anunció que la Generalitat había obtenido ilegalmente los datos fiscales de todos los catalanes. Como Masih no habla español tuvo que repetir en chinigüini que promete hasta la República catalana, y Pío García Escudero le felicitó y todo por tan bollywoodiense paripé. La fiscal jefe de Barcelona, Anna Magaldi, ha mostrado más respeto por la institución que representa al denunciar el acoso de unos individuos que le gritaron «fascista de mierda, fuera de Cataluña». Y si la echan a ella, que es una impecable jurista nacida en Gerona, no quiero pensar el calvario que sufren los no nacidos en Cataluña y que, como ella, también respetan las instituciones del Estado. Pero son tantos los que se echan a la bartola las instituciones del Estado que cunde la sensación de que estamos pisando brasas. La Audiencia Nacional acaba de imputar a la antigua cúpula del Banco de España por el escándalo Bankia, 23.465 millones despistados. A buenas horas, porque la Audiencia Nacional había rechazado hasta tres veces investigar al supervisor. Y en estas que el ministro del Interior denuncia que la Policía actuó fuera del Estado de Derecho en la época de Fernández Díaz, y nos enteramos de que la Fiscalía General ordenó no acusar al presidente de Murcia en contra del criterio de los fiscales del caso Púnica. Ah, y luego está lo del Gobierno indultando a funcionarios condenados por prevaricación continuada. Nos estamos abrasando.

*Periodista