El debate de la nación ha concluido más o menos como el resto de los debates nacionales desde que estalló la crisis: con la evidencia de que el Congreso de los Diputados es una olla de grillos. Que, para colmo, aún podría llenarse bastante más en la próxima legislatura, con más cigarras y saltamontes, moscardones, mosquitos, polillas del poder y otros invertebrados de la democracia española.

Mariano Rajoy, el hombre que no gobierna, el presidente estatua o abeja reina mira fruncidamente el panal de zánganos y ve que todo va bien, que la miel del voto vuelve a supurar por los panales televisivos, y que su rival, la otra colmena vecina, la del PSOE, anda dándose más cera que untándose con la rica miel de la oposición, que también es dulce cuando uno se la administra en privado, sin demasiados conmilitones. Pero pasa que en la colmena socialista han crecido las larvas, esos abejorros del calor primaveral, Iglesias, Rivera, heraldos de una miel más ecológica, aguerridos, casi tan trompeteros como Díez y puede que más numerosos, como plaga bíblica para Rajoy en el secarral de la crisis, arrasando lo poco que queda. Pero el presidente está relativamente tranquilo en su trono porque ve que a las hormigas obreras no se les está ofreciendo nuevos alimentos ni hormigueros, que no se van a subir los salarios (¿alguien lo ha propuesto)? ni se va a abrir más la mano con la vivienda social (¿alguien tiene un proyecto?) ni ese mileurista se va a manifestar tan ofendido como hace poco porque de pronto, en la Europa de la post--crisis, de los bancos, de la troika, ese salario basura, esa pensión, ese dinero salva el mueble, el mes y hasta la familia.

Sonríe Rajoy, en el fondo de su panal, rodeado de zánganos y laboriosas abejitas, porque su colmena no se ha partido con el rayo de la recesión, no le han caído chuzos de punta, no se le ha anegado de rumores, como la colmena de Sánchez, ni flota a la deriva en el cauce de la oposición, como la colmena de Izquierda Unida.

No. El PP está unido, su miel es dulce, y hasta el avispón ecónomo sonríe al salir de su prisión, al aire libre que ahora se respira mejor, con el polen electoral y la expectativa de una buena cosecha.

Todo va bien en la España del debate, en la olla de grillos del Congreso, pues vamos a hacer la mejor miel y hasta le mejor cera del mundo.