Desbloquear la ley de capitalidad, mediante la que la DGA reconoce la singularidad de Zaragoza y pagará por las competencias que presta el ayuntamiento pero que corresponden a la comunidad, es la última vuelta de rosca discurrida por Javier Lambán para que Podemos se mueva de la posición y le apruebe los presupuestos regionales. Pablo Echenique ha dejado claro que prefiere dejar sin dotación las leyes de la emergencia social que dar su apoyo al gobierno socialista, pero es difícil resistirse a que el consistorio gobernado por ZeC se quede sin una ley que le garantiza una mejor financiación a una capital hiperendeudada. ¿Insistirá Podemos en pedir la cabeza del consejero Gimeno ante el plan B de Lambán?