Vale, los números no lo dicen todo, y su aparente exactitud siempre puede interpretarse según el enfoque. Pero en la jornada de mañana las cifras serán decisivas e inapelables.

El pasado sábado, a Pedro Sánchez le salieron las cuentas más bien que mal, porque en el referéndum interno del PSOE voto el 51,6% del censo de militantes (casi 74.000 personas) y el 79% dijo sí al acuerdo con Ciudadanos (sea lo que sea tal cosa). Solo en la Huesca de Miguel Gracia salió el no, y en las Cinco Villas de Javier Lambán arrasó la abstención. En todo caso, como se preveía que el secretario general se tropezase con un muro de indiferencia y oposición, el resultado ha sido celebrado como un éxito, aunque lo fuera solo en grado relativo. El socialismo de base no se mostró muy entusiasmado que digamos.

Pero mañana, si Sánchez&Rivera no logran estirarse más allá de los 130 diputados que suman entre los dos, su apuesta común patinará muy lejos de la mayoría absoluta, y si tampoco el viernes consiguen algún apoyo significativo, sea por activa o por pasiva, la pompa de jabón hará ¡plop!... y vuelta a empezar. Muy simple: ni los socialistas pueden convencer a Podemos y confluencias (69 diputados y el 20,66% de los votos emitidos) de que les abran la puerta de la Moncloa y luego se aparten amablemente, ni los de Ciudadanos han de albergar, menos aún, esperanza alguna de que el PP (123 diputados, 28,72% de los votos) haga lo propio. Rajoy ya ha entendido que el 20-D perdió. Por eso se ha quedado colgado en el alero, aferrado a la posibilidad de tener otra oportunidad en junio. Pero si ha de entrar en alguna combinación matemática, lo hará de jefe, no de mero consentidor. Ahí la aritmética le da la razón.

Esto no tiene mayor misterio. Calculadora en mano, apenas hay que hacer unas pocas operaciones para deducir que, el 20-D, PP y PSOE perdieron... pero ni C's ni siquiera Podemos ganaron (lo que se dice ganar). También Iglesias va captando la situación. Los nacionalistas periféricos sí salieron bien librados. Por eso ahora se asoman al ruedo ibérico, una vez más, haciendo cuentas. A ver qué cae.