Al PSOE en vías de renovación me lo están poniendo verde... porque se podemiza. Por lo visto era mucho más cabal y más socialdemócrata y más estupendo antes, en los meses de la gestora, cuando se peperizaba. Ahora, Narbona, Sánchez y nuestra Sumelzo andan empeñados en alinear a su partido en la izquierda, depurarlo, liberarlo de aparatchiks y ganapanes, recuperar votos de la abstención y rascarle cuantos se pueda a Podemos. Esto último debería alegrar a las gentes de orden, pero resulta que no. ¡Ay, Señor, Señor!

Gran parte del argumentario del PSOE sanchista está calcado no tanto de las confusas propuestas de Iglesias (que solo acierta cuando le copia el examen a Errejón) como de elaboraciones hechas por los grupos de estudio de la socialdemocracia europea y los thin-tanks democráticos españoles. De hecho, y en contra de lo que se dice, Pedro (guaperas pero duro de pelar) no hace cosas demasiado diferentes de las que llevan a cabo otros homólogos suyos en países próximos. Por ejemplo, el rechazo al CETA (el polémico y problemático tratado comercial con Canada) no fue solo cosa de ultraizquierdistas, populistas y eurófobos. Casi la mitad del Grupo Socialista en el Parlamento Europeo votó en contra.

Pero, bueno, podemizado o no el socialismo español se ha entonado muchísimo con la resurrección de Sánchez. Es evidente que está recuperando aliento político y probablemente electoral. Eso es lo que preocupa en la competencia, donde no se les oculta (a los del PP, digo) que si se quedan con un tercio escaso de los votos gobernar puede ser muy complicado, salvo que Ciudadanos siga pito y a los nacionalistas periféricos se les pague el debido peaje.

Lo que sí me intriga es cómo ha de evolucionar a partir de ahora el PSOE aragonés. De momento, la única fortaleza orgánica pertenece (una vez más) a los de Huesca, dirigidos por el astuto Miguel Gracia. Fueron oficialistas, cumplieron (ellos sí) con Susana Díaz, se mantienen unidos... y no descartan en absoluto entenderse con la nueva dirección federal. Pronto se dejarán notar.