Ya no es suficiente tener un empleo para salir de la pobreza en España. Se lo ha dicho la Comisión Europea al Gobierno de Rajoy. Esta advertencia no cuadra bien con la campaña del PP de que la crisis va quedando atrás.

El informe anual sobre la evolución del empleo y la situación social en Europa es demoledor y debería ser tema prioritario en el debate político. El 12% de los trabajadores españoles viven en situación de pobreza a pesar de tener un trabajo. En este indicador solo nos superan Grecia y Rumanía. Además tenemos 1.832.300 hogares españoles con todos sus miembros en paro y el 15% de los hogares españoles dependen para sobrevivir de la pensión de los abuelos.

Con el Gobierno del PP los parados de más de dos años en paro han aumentado en casi 900.000 personas. Con el aumento del empleo basura la pobreza va a afectar más y más a los españoles. Se dinamita deliberadamente la capacidad de negociación de los sindicatos y se presume de una reforma laboral que nos lleva directamente al empobrecimiento generalizado. En el benevolente supuesto de que se redujera el paro no disminuiría simultáneamente la pobreza de igual medida.

Intermón-Oxfam presentó un informe donde se señala que las 85 mayores fortunas del planeta acaparan tanta riqueza como los 3.500 millones de personas que forman la mitad de la población más pobre y no duda en hablar de "secuestro democrático" por parte de las élites y de "manipulación del sistema" para que las leyes se inclinen a su favor, en perjuicio de los intereses de la mayoría.

Las medidas contra la austeridad implantadas por los diferentes gobiernos desde el 2010 han suprimido los mecanismos que favorecían un crecimiento más equitativo. Sin estos mecanismos, los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. España es el segundo país más desigual de Europa.

Ante este panorama no cabe la resignación. Del mismo modo que la desigualdad se ha acentuado con decisiones políticas puede reducirse con otras medidas. Por ejemplo, una reforma fiscal que intensifique la lucha contra el fraude y se centre en las grandes fortunas y grandes empresas.

Debemos volver a hablar de fomentar el trabajo decente. Resume las aspiraciones de la gente durante su vida laboral. Significa contar con oportunidades de un trabajo que sea productivo con un ingreso digno, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para las familias, mejores perspectivas de desarrollo personal e integración a la sociedad, libertad para que la gente exprese sus opiniones, organización y participación en las decisiones que afectan sus vidas e igualdad de oportunidad y trato. El ritmo de creación de trabajo decente es muy bajo en todo el mundo y por tanto es necesario aumentar la coordinación internacional sobre políticas macroeconómicas y desarrollar a nivel nacional políticas activas que mejoren el mercado laboral.

El desempleo es más alto que nunca en la historia de nuestro país y por eso nunca antes había sido tan necesario colocar el empleo en el centro de las estrategias económicas y sociales. Incluso entre quienes sí tienen una ocupación, la generalización de la pobreza pone en relieve la necesidad de un número mucho mayor de empleos productivos y decentes.

Y la pregunta es. ¿Cómo vamos a salir? ¿A qué precio? Es el momento de apostar por nuevas políticas sociales en el marco de la Unión Europea. Es necesario también el desarrollo de una verdadera política industrial y una adecuada política de I+D+i que permita el desarrollo de nuevos nichos de empleo. Saldremos de esta mala situación pero cómo, cuándo y a qué precio son las cuestiones fundamentales.

Secretario de Política Industrial y Salud laboral de UGT Aragón