La sequía que se ha registrado este año ya no es solo una percepción ciudadana sino una afección directa, esencialmente a la agricultura y la ganadería. El sindicato UAGA ha puesto cifras a esta situación, con un 18% menos de lluvias respecto a la serie histórica, y con unas reservas hídricas que obligan a restricciones o situaciones de prealerta. La oliva o la almendra registran caídas del 30% y en la ganadería la repercusión también es importante. Los agricultores demandan medidas de los presupuestos de la DGA que ayuden a paliar sus pérdidas --el Gobierno central no da ayudas para Aragón--, pero la sequía cada vez es más un problema medioambiental y las medidas coyunturales son como parches.