El éxito que ha cosechado la participación ciudadana en los presupuestos del Ayuntamiento de Zaragoza pone en valor esta iniciativa del equipo de Gobierno (ZeC) desarrollada por segundo año consecutivo. El número de propuestas y el de vecinas y vecinos que las han apoyado con su voto indica que, si se le ofrece la oportunidad, la gente de la calle sí es capaz de involucrarse en la gestión política que le afecta de manera más directa. Esta debería ser la mejor manera de zurcir la desafección social respecto de las instituciones públicas.

Por otro lado, y ello no es menos relevante, este gran bombardeo de ideas y propuestas ha demostrado que a ras de acera las pretensiones de la ciudadanía son tan simples como lógicas. Satisfacer el interés del vecindario es a menudo mucho más fácil de lo que podría pensarse contemplando los enrevesados debates que llenan cada pleno municipal. Barrio a barrio, las cosas se ven desde una óptica más práctica y útil: se trata de dar más calidad de vida con pequeñas mejoras o replanteamientos de los servicios, de las infraestructuras y de los equipamientos.

En este caso, ZeC ha sentado un precedente que debería convertirse en norma común más allá del actual mandato municipal. Abrir el presupuesto del ayuntamiento a las sugerencias de la sociedad es positivo, adecuado y democrático.