El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, ha cometido el primer gran error de un mandato en minoría. Su decisión unilateral de cambiar el nombre del pabellón Príncipe Felipe por el del exentrenador del CAI José Luis Abós ha provocado una fuerte contestación política, que se puso de manifiesto en el pleno del lunes con la unión de PP, PSOE y C's, pero también social, con constantes comentarios en medios de comunicación y redes sociales contra la imposición del alcalde. El equipo municipal de ZeC ha proyectado una imagen autoritaria y sesgada que le perjudica, teniendo en cuenta que habrá de emplearse en otras cuestiones de mayor calado durante una díficil legislatura. Santisteve, como hombre de Derecho, sabe que la negociación y la norma son imprescindibles para las soluciones armónicas y duraderas de los conflictos. No ha sido elegido alcalde (solo) para liderar una confluencia política, sino para representar a la ciudad en su conjunto a través de su principal institución pública. Retrotraer su decisión y mantener las cosas como estaban en el pabellón demostraría que ha entendido cuál habría de ser su papel.