El mes de julio más caluroso de la historia se despidió de Aragón con un episodio de tormentas violentas que deja tras de sí un doloroso balance de dos fallecidos y cuantiosos daños materiales. Las dos víctimas murieron en la intemperie de unos montes que, ante aguaceros virulentos, pueden convertirse en auténticas trampas. La precaución en la montaña siempre es necesaria, máxime cuando los servicios de meteorología anuncian tiempo adverso o lanza alertas. Incluso para quienes son buenos conocedores del terreno que pisan.